Matilde Alba Swann

Matilde Alba Swann, es el seudónimo de Matilde Kirilovsky de Creimer.
Hija de Aliaquin Kirilovsky y Emma Ioffe, nació el 24 de febrero de 1912.
Casada con Samuel Creimer, madre de cinco hijos.
Fue bachiller con la Promoción 1929 del Colegio Superior de Señoritas hoy Liceo Victor Mercante.
Se recibió de abogada en 1933 a los 21 años en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
El diario El Día de La Plata, en su edición de 9 de diciembre de 1933 publicó la siguiente noticia :
“La cada vez más acentuada participación femenina en las diversas actividades de la vida pública, incorpora al foro platense una abogada cuya inteligencia y dinamismo serán una prueba más de la importancia del aporte de la mujer en las gestiones ciudadanas. Así lo hace esperar la destacada carrera profesional , los brillantes exámenes finales con que ha dado término a su carrera la doctora Matilde Kirilovsky, recientemente graduada en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de nuestra Universidad” Ejerció la profesión durante más de 50 años con el respeto y cariño de sus colegas. Se la recuerda logrando la absolución de la recordada uxoricida Remberta Nieves, o interponiendo resonantes acciones de amparo persiguiendo mejorar la situación de los indefensos. Extracción de sangre de menores tutelados; sufragio de los menores tutelados. Trato inhumano a los internados del Hospital Melchor Romero. Fue presidente de la Comisión de Minoridad del Colegio de Abogados e integró su Tribunal de Disciplina. Fue asesora en temas de minoridad del Ministerio de Acción Social, del Ministerio de Salud y de diversos Gobernadores de la Provincia de Buenos sin distinción de banderías políticas.
En poesía publica ocho libros de poemas; dejo un noveno libro sin editar, pero preparado y a punto de ser impreso.

Canción y grito (1955)
Salmo al retorno (1956)
Madera para mi mañana (1957)
Tránsito del infinito adentro (1959)
Coral y remolino (1960)
Grillo y cuna (1971)
Con un hijo bajo el brazo (1978)
Crónica de mi misma (1980)

Recibe innumerables premios, menciones y honores, entre los que se destacan:
Promoción para el premio Nobel de Literatura 1992;
Premio Santa Clara de Asís de 1991;
Premio Provincia de Buenos Aires -poesía- 1991;
Recibe una de las primeras "Orden del Buen Vecino",
Premio Municipal de Literatura de La Plata;
3er. Premio de poesía Augusto Mario Delfino,
Fajas de honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia;
Ofrenda de las Instituciones representativas y fuerzas vivas de La Plata por su dedicación de eminente poeta y eterna defensora de la minoridad.-
Recibió la estatuilla Stella Maris.
Integró jurados de premios nacionales como el "Forti Glori", provinciales y municipales;
Mención del club Universitario de La Plata;
Mención de la Asociación Femenina de Periodistas del Perú;
Integró la Comisión de Honor del Primer Encuentro Latinoamericano de Poetas (diciembre 1984);
Fue designada Mujer Notable de la Comunidad, por el Rotary Internacional Filial La Plata;
Premio Dedicación a la Minoridad otorgado por el Ateneo Rotario;
La Biblioteca Braille le tradujo su ultimo libro al idioma Braille;
Accésit al premio Almafuerte;
2do. Premio de Poesía Ilustrado Municipalidad de La Plata - 1971;
3er. Premio de Poesía Ilustrada Municipalidad de La Plata; 2do.
Premio de Asociación Judicial Bonaerense.
Fue Presidente de la Filial La Plata de la Sociedad Argentina de Escritores.
Como periodista condujo audiciones de literatura en las radios Provincia de Buenos Aires y Universidad de La Plata; fue colaboradora permanente del Diario El Día de La Plata. Fue corresponsal de guerra del Diario El Día en la guerra de las Malvinas; fue colaboradora de la Página literaria del Diario La Capital de Mar del Plata.
Con posterioridad a su fallecimiento ocurrido en la Ciudad de La Plata, el 13 de setiembre de 2000, algunos distritos del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires entregan a los que juran el poema de Matilde "Creo en tu ciencia" ilustrado por Enrique Arrigoni. Asimismo, la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata, entrega a sus egresados conjuntamente con su diploma, la prosa poética "La poesía del derecho". Asimismo, el Concejo Deliberante de la Ciudad de La Plata la declaró Ciudadana Ilustre post mortem el 24 de agosto de 2005.

TEBALDO RICALDONI

Fue considerado una eminencia científica. El Museo de Física de la facultad de Exactas rescató su obra en una exposición (El gran inventor platense olvidado por la historia).
Desarrolló un revolucionario submarino que luego de ser rechazado por la Armada Argentina fue adquirido por Francia. Le obsequió a Guillermo Marconi, quien vivió un año en su casa, un millonario invento que perfeccionó las transmisiones por radio. Escribió 38 tratados científicos y sostuvo fuertes polémicas pedagógicas con Sarmiento, lo que terminó por valerle el ostracismo.El personaje es Tebaldo Ricaldoni, un científico de renombre mundial en su época, que vivió durante la mayor parte de su vida en La Plata, donde murió. Una verdadera eminencia científica condenada al ostracismo por el fuerte enfrentamiento pedagógico que en su momento opuso nada menos que a Domingo Faustino Sarmiento y sobre quien, recientemente, el Museo de Física de la Facultad de Ciencias Exactas de nuestra ciudad llevó a cabo una exposición en la que se rescató la obra, la vida y la figura de Ricaldoni, una personalidad que muchos platenses desconocen y que ha sido olvidada por la historia oficial de la ciencia argentina.Fue a fines del siglo XIX cuando Ricaldoni inventó un submarino con un sistema totalmente diferente a las primeras naves de ese tipo que comenzaban a construirse en esa época; perfeccionó luego los moduladores para radios y le obsequió el invento a su amigo Marconi, el creador de la radiofonía, quien además vivió un año en su casa; creó el troley de rueda para la captación de energía de cables colgantes para vehículos en movimiento; dio a luz el periscopio de 360 grados de proyección; también inventó la boya de rescate de submarinistas y la falsa quilla de lastre en submarinos; y predijo mediante cálculos matemáticos la existencia del planeta Neptuno y de una luna de Mercurio en estado magmático.Además, fue el primer doctor en Ingeniería en nuestro país; también alcanzó los doctorados de Física y de Matemáticas, disciplinas en las que descolló como docente universitario; también enseñó química, bioquímica, cosmografía y ciencias naturales; escribió 38 tratados científicos; recibió la Palma de Oro y en dos ocasiones las de Bronce, una distinción que en Francia se entregaban a los científicos y que hasta comienzos del siglo 20 eran valoradas tanto como luego lo han sido los premios Nobel; y fue decano de la facultad de Ciencias Exactas de nuestra ciudad y fundador del Museo de Física de esa unidad académica.SUS DESCENDIENTES PLATENSES"Mi abuelo era un científico conocido y reconocido en todo el mundo, a tal punto, que Julio Verne, en una de sus últimas novelas, llamada Robur el Conquistador, se ocupa de burlarse de los inventores, y todos en esa época sabían y decían que la sátira estaba principalmente dirigida a Tebaldo", cuenta Jorge Ricaldoni, abogado y periodista platense que es nieto del destacado inventor.Una breve síntesis biográfica de Tebaldo Ricaldoni indica que nació en Uruguay en 1861, en donde a los 15 años terminó el Liceo Secundario, para luego trasladarse a Buenos Aires, en donde se recibió de ingeniero a los 19 años de edad. Fue pupilo de Bartolomé Mitre, en cuya casa residía. Luego se trasladó a La Plata, en donde desarrolló toda su prolífica obra científica y murió en nuestra ciudad el 23 de septiembre de 1923.El hombre inventó lo que en todo el mundo se conoció como el Submarino Ricaldoni, un navío de ese tipo en el que la variación del peso específico era por el volumen en lugar de serlo por el peso o por la carga de tanques de lastre. El revolucionario invento, luego de algunos trámites y discusiones, fue desechado por la Marina de Guerra de nuestro país, pero más tarde fue adquirido por la Armada de Francia.Ricaldoni, según su nieto, era "un ferviente pacifista, aunque muchos de sus inventos eran de naturaleza bélica".En este último sentido, Jorge Ricaldoni contó una jugosa anécdota protagonizada por su abuelo. "Desarrolló lo que él mismo dio en llamar el 'pincel de fuego', artefacto que junto a los alumnos que lo habían ayudado en el invento, probó en una de las canchas del Colegio Nacional. Puso el aparato en un arco, y en el arco opuesto colocó un enorme blanco hecho en cedro hacia el cual disparó provocándole un enorme agujero. Nunca se supo cómo trabajaba el Pincel de Fuego porque inmediatamente después de esa prueba, se labró un acta con los resultados del experimento, y destruyó su obra haciendo prometer a sus alumnos que nunca más se hablaría del tema por tratarse de una temible arma"."Guillermo Marconi, en 1906 -cuenta su nieto- vivió una año en la casa de mi abuelo en 5 y 59 porque Tebaldo había inventado un nuevo sistema para el transmisor inalámbrico de radio, suplantando al desventajoso sistema de calderas y filamentos de oro, por un modelo de filamentos de tungsteno que resultó un cuatro mil por ciento más económico y de mucha mayor fidelidad. Marconi, para comprarle la patente, le ofreció el 30 por ciento del paquete accionario de su ya multimillonaria empresa, pero como Tebaldo quería seguir con lo suyo acá en La Plata, finalmente le regaló su invento".